Con su arquitectura clásica y bien conservada, la finca de 1925 que alberga este piso, ofrece privacidad y exclusividad con solo un vecino por planta. La propiedad, un ático de 253 m2 con derecho de vuelo para transformarlo en un dúplex de 471 m2, se encuentra en una zona de alta demanda y limitada disponibilidad, lo que garantiza su valor y potencial de revalorización.
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